¿ONTA BEBÉ?/ La comunicación en la etapa sensoriomotora
La pequeña Sarita se escondía de su papá todas las mañanas justo después de despertar. Era un juego que ella inventó. (Él se levantaba mucho antes para llevarla al colegio, al igual que su mamá para preparar las loncheras del día.)
El juego consistía al inicio en esconderse dentro de las sábanas con que mamá la arropaba, no hacer ningún movimiento, sostener la respiración, aquel era el camuflaje perfecto (aunque uno de sus pies estuviese fuera de las sábanas todo el tiempo y se escuchara su risa de nervios).
La dinámica continuaba con el papá quien debía realizar el rito de mostrarse preocupado y buscarla por toda la habitación, sentarse en la cama, darse por vencido y de repente ¡Bo! Alguien lo asustaba por atrás, ¿adivinen quién era? Si, la pequeña Sarita.
Su escondite evolucionó a un espacio del closet (claro, para ese entonces aún cabía en muchos lados). Conforme su mente iba madurando encontró la manera de hacer un “doble” de ella con las almohadas para despistar y cambió su escondite al baño. Cada día se repitió esta dinámica, cuando estaba motivada se esforzaba en crear técnicas nuevas y nuevos escondites, y cuando no, utilizaba viejos espacios, pero seguía escondiéndose.
Este suceso me hace pensar en la escena de la película “La Era de Hielo” cuando Diego, (un tigre colmillo de sable) trata de calmar a un bebé humano tapando su rostro y descubriéndolo al mismo tiempo mientras dice: » Onta bebé… ¡Aquí ta! «
Todo es parte de la comunicación que empezamos a manejar cuando somos aún infantes.
En 1900 el psicólogo suizo Jean Piaget le llamó a este fenómeno “Permanencia del objeto” que es el logro principal de la etapa sensoriomotora. Es decir, saber representar un objeto, o una acción, tener en la mente presente que, aunque me esconda, aunque deje de verlo tengo la seguridad que allí está.
“La permanencia del objeto” está ligada en las emociones que produce el “objeto”, por ejemplo, cuando el adulto tapa su rostro y lo descubre, producirá risa en un bebé, porque el pequeño cree que en verdad no hay nadie y se sorprende. Cuando se es más consciente la forma de comunicarse del niño en la etapa sensoriomotora va más allá, se esconde porque siente la emoción y los nervios del “peligro” (sin estar en peligro), siente el humor espontanéo y contagioso de haber asustado a alguien, y lo mejor de todo esto, sentir que mamá y/o papá están allí, porque la buscaron incansablemente, confirmó que la aman, y esto creo confianza en sí misma.
En estos espacios de juego se crea la sensación placentera en un momento de la vida del niño, justo en la etapa donde constantemente se le pide seguir órdenes. De esa manera se logra un balance entre reprensiones y diversión,
Conforme el tiempo pasaba, Sarita creció en edad y tamaño, ya no cabía en el closet, empezó a utilizar las puertas, las mesas, el espacio bajo la cama.
Lo importante es que mientras pasaban esa etapa ella no dejó de esconderse ni él de buscarla.
PAPAS EXTRAS:
En este link> LINK puede recordar la graciosa escena de «¿On ta bebé?»
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