LA ÚLTIMA CHARLA CON EL ABUELITO/
Alguien me dijo un día que recordaba a su mamá todos los días, que pensaba en ella, que sentía que la cuidaba siempre, que es su ángel. Su mamá dejo esta tierra hace más de 30 años.
Alguien que conozco publica fotografías en Facebook de su hijo, aún le escribe mensajes, el también dejo esta tierra justo antes de graduarse.
Alguien más perdió a su prometido y aún le escribe por WhatsApp.
Este año también mi abuelo dejo esta tierra, y la última vez que le hablé me dejo todavía una última lección. No me habló de la muerte, ni del propósito de la vida, solamente me recordó en pausas con la voz cansada, recostado en la cama, y en un momento de lucidez me dijo: “Me recuerdo cuando lo llevaron a la casa… estaba pequeñito… gracias m´ijo por ser bueno..” y volvió a dormir. Después de varios días fue perdiendo el conocimiento hasta dar el último suspiro, o como digo yo, el pasaporte para reunirse con la abuelita.
La palabra “duelo” proviene latín “dolos” que significa dolor, lo podemos traducir como el conjunto de representaciones mentales y conductas vinculadas con una pérdida afectiva, aunque a término “duelo” puede también aplicarse a aquellos procesos psicológicos y psicosociales que se ponen en marcha ante cualquier tipo de pérdida (fracasos, separación, pérdida de empleo, pérdida de un amor Etc.) y que pueden originar igualmente una reacción emocional negativa.
Cada quien vive y soporta la pérdida de alguien a su manera, y eso es sumamente respetable, aunque con esta última conversación con mi abuelo entendí que una pérdida no debe sufrirse demasiado si existen buenos recuerdos en nuestro subconsciente. ¡Claro! Lloré su partida, pero entendí que el recordaba cosas que lo hicieron feliz en su momento, ¡Que gran regalo que me dio! yo también recuerdo con cariño llegar a su casa, y no regresar sin que nos cortara el cabello a mi hermano y a mi. También recuerdo tantas cosas que me alegra disfrutarlo a él y a la abuelita.
Quizá puede extrañarse demasiado a alguien, y es peor si esa persona aun existe, utilizando la teoría del abuelito talvez sea mucho más sano dejar de extrañar y sea mejor recordar cada momento feliz que se tuvo con esa persona, cosas que quizá sean irrepetibles.
Talvez no quiera uno dejar su zona de confort en el trabajo, y un día te dan las gracias por todo. Y en lugar de sentir dolor es mejor recordar lo que aprendiste, las personas que conociste en ese lugar, las buenas cosas que te llevas, quizá esto pese más a extrañar tu oficina.
O tal vez recordar a ese buen hijo que se fue, recordar sus chistes, sus travesuras, y aunque suene contraproducente quizá se vaya a extrañar más a esa persona… quizá, pero lo que es seguro que pesarán más los mejores momentos que el dolor de esa pérdida.
Pensar en los momentos que fueron felices con el prometido que ya no está, pero dejo muy buenos recuerdos en un corazón.
Recordar los momentos icónicos con la madre que ya no está, pero dejo toda su esencia y enseñanza en sus pequeños hijos, que, aun siendo adultos, y ahora padres o madres no olvidan.
Por otro lado, el Luto es la expresión social de la conducta y las prácticas posteriores a la pérdida, por ejemplo, llorar, lamentarse, exteriorizar la pena, vestir, comer, acudir a la iglesia, visitar la tumba, etc. Es una necesidad para mantener el dolor abierto. Aquí será bueno preguntarse “¿Hasta cuándo voy a seguir sufriendo por esto?” (ya sea una pérdida por muerte o por algo que amamos mucho y ya no está).
Quizá a alguien le baste visitar una tumba para sentirse cerca, a otros les tranquilice enviar mensajes, o algunos sólo cerremos los ojos y juguemos a recordar los momentos bonitos, las risas, los bailes, los viajes, los chistes, los abrazos, las charlas, los café, la música, las “chocoaventuras”…ya sea que nuestro ser querido esté o no esté en esta tierra.
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